Un día sin IVA, ¡por qué no!


Un día sin cobrar el impuesto al valor agregado (IVA). Quizás un domingo o un feriado, de manera temporal y sectorizado, para estimular la oferta y la demanda. Para entonces las ciudades deben estar fuera de la cuarenta y levantado las restricciones de movilidad. La tasa cero de IVA se aplicaría a los consumos en todos los bares, restaurante y los hoteles del país.

En Alemania, por ejemplo, se rebajó de manera temporal la tasa del IVA del 19 % al 16 %, en el sector turismo. Muchos dirán Alemania es un país rico, Ecuador no.

Colombia, en cambio, implementa tres días sin IVA (19 %) en compra de vehículos, electrodomésticos, computadores, juguetes y útiles escolares, elementos deportivos, vestimentas, entre otros. Con topes en los montos de compras.

También hay que aprender de los errores de otros. El primer día sin IVA, en plena pandemia, fue una cosa de locos. Desde el punto de vista de la reactivación fue un éxito. En lo sanitario deja lecciones para no repetir: largas filas y aglomeraciones.

En Ecuador vamos en contra vía. Los gurús económicos aplauden las subidas de los impuestos (IVA y patrimonio), anticipar gravámenes o incrementar el porcentaje de retención en la fuente. Es la receta de siempre: pasar la factura al consumidor o contribuyente.

Tenemos un ministro de Economía, y un grupo de asesores presidenciales, con mentalidad impuestera. Nos movemos en aguas turbulentas. Se aproxima una nueva tormenta cargada de impuestos. A la vista muchos acantilados en donde la economía puede encañar. La neblina no deja de ver el faro que nos guie a la prosperidad o al menos revertir la actual situación obligada de parálisis empresarial.

Los restaurantes lucen cerrados o semiabiertos, recibiendo una bocanada de aire a través de las ventas a domicilio. Ciento de miles se quedaron sin la fuente de sustento. El Gobierno quiere más recaudaciones, entonces fomenten la actividad productiva, amplíen la base de contribuyentes. No los tributos.

Jamás el país estuvo inmerso en una tesitura económica, social y sanitaria tan compleja. Un plan de futuro es necesario. Un plan de país es lo que necesitamos. A este Gobierno se le acabó el tiempo, y puede hacer mucho daño con su manía impuestera. (I)




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