Otto entra pateando el tablero electoral



El escenario político se va aclarando. Jaime Nebot se queda fuera de la contienda electoral. Guillermo Lasso ya está en campaña, sin esperar a las primarias de su agrupación política. El movimiento indígena tendrá candidato propio. Otto Sonnenholzner acaba de renunciar al cargo. Despejado así su camino hacia Carondelet 2021 solo le resta definir bajo qué paraguas político se cobijará.

El grueso del pelotón se completará con el delfín de Rafael Correa. La extrema izquierda abanderada por el correísmo de seguro tendrá un militante en la papeleta. No serán los únicos candidatos, habrá otros de menor cuantía, meras comparsas. Alianza País naufraga y no se vislumbra un candidato que quiera cargar esa pesada cruz.

Con la decisión de Sonnenholzner a más de uno se le ha congelado la sonrisa y otros ven más lejanas sus posibilidades de pasar a la segunda vuelta, por eso andan últimamente en las redes muy activos y concediendo entrevistas a la medida ofreciendo cien minutos de felicidad.

Si Lasso pensó que se iba a quedar con los votos de Nebot poco le habrá durado su triunfalismo. El más beneficiado con Nebot fuera de la lid es precisamente Sonnenholzner, eso dice una encuesta. Era imposible que Nebot y Sonnenholzner compitan por el mismo electorado. Uno se tenía que hacer a un lado.

Esta será una campaña política atípica, sin el clásico clientelismo ni concentraciones de masas. El covid arrincona a los postulantes hacia las redes sociales en donde los bulos reinan. Incluso hoy se puede ver con que facilidad los batallones de troles son capaces de generar tendencias a la medida de sus intereses.

Los troles se han prostituidos. Muestra de aquello es la purga que ha hecho Facebook, en los últimos días, de cuentas maliciosas asociadas al correísmo.

Sin tarima ni recorridos en territorio la única vía más ágil y directa para llegar al electorado es usando la tecnología. Es aquí en donde se dará batalla mediática. Aquí se ventilarán los trapos sucios o los planes de gobierno para tener a una ciudadanía formada e informada.

La línea está trazada. Hay dos tendencias claramente definidas y ambas van divididas. De un lado, la izquierda de Rafael Correa y el movimiento indígena; en la otra orilla, la derecha con Sonnenholzner y Lasso. Todos tienen su voto duro.

En estas circunstancias todo puede pasar. La disputa por ser el próximo inquilino de Carondelet bien podría salir en la segunda vuelta de una misma tendencia. En la política no hay última palabra. Los dados están echados. ¡Qué corran las encuestas! (II)

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